Los temores ya han pasado. Esa mezcla de ansiedad y deseo irrefrenable de tener a tu bebé en tus brazos que sentimos las mujeres durante la gestación, sobre todo durante el o los últimos meses, han visto un final dichoso cuando por primera vez acurrucan a nuestro recién nacido sobre nuestro regazo. Sin embargo, los primeros días, y en especial en las madres primerizas, una pequeña inquietud aún nos acompaña ¿Podré resolver todos los aconteceres que me demande la maternidad? ¿Seré capaz de hacerlo todo correctamente? Son algunas de las preguntas recurrentes por las que todas de alguna u otra manera hemos pasado. No obstante, conforme transcurran los días y las etapas de conocimiento mutuo se podrán dar cuenta que no es tan “complicado” como se pudiese mostrar en un inicio.
Esos primeros días al lado de tu recién nacido son de un continuo descubrimiento. Sin embargo, tu bebé vive su propia etapa en la que la motricidad de su cuerpo y el medio ambiente que lo rodea le son completamente novedosos. Durante los primeros días de vida del bebé, su principal necesidad consiste en establecer un ritmo respiratorio regular y constante y dominar funciones como el llanto, el estornudo, la tos, el bostezo y todo aquello que le pueda suponer un esfuerzo al pequeño. Los cinco sentidos del bebé en su primer mes de vida se encuentran preparados para recibir estímulos y procesar informaciones básicas, que más tarde le serán de mucha ayuda.
La cabeza del bebé es grande, en comparación al resto de su pequeño cuerpo, y pesa mucho. Poco a poco va fortaleciendo el cuello y es capaz de levantarlo cuando está boca bajo. Con esfuerzo y mucha práctica consigue mover sus pies y manos. Durante este primer mes el bebé ejercita sus reflejos, consigue agarrar los dedos de sus padres e incluso tirar de ellos, por ello mamá y papá deben estar siempre preparados para esos tiernos “jaloncitos o apretones” constantes en los dedos.
El bebé de un mes es muy vulnerable, pero al mismo tiempo es altamente receptivo a las atenciones prodigadas por la mamá, el papá y otros miembros de la familia, y en general, a los estímulos del ambiente. El bebé durante esta etapa reconocerá a su mamá por su aroma, disfrutará cada momento en los brazos de mamá escuchando los latidos de su corazón, de esta manera se sentirá protegido. Descubre en esta etapa que el llanto es su único y, por lo tanto, su mejor recurso para conseguir atención.
En la medida que tu bebé recibe la atención necesaria para resolver sus necesidades básicas de afecto, abrigo y alimentación, va adquiriendo una mayor confianza en las demás personas de su hogar. Es de suma importancia actuar inmediatamente cuando tu bebé llora para solicitar ayuda. Puedes verificar si tiene hambre, (sóbale suavemente la mejilla y si tiene hambre responderá rápidamente abriendo su boquita intentando succionar), si tiene frio o si solo requiere que lo arropes con cariño y disfrutar de la presencia y el contacto físico de la mamá o el papá (Debes recordar que las manifestaciones de amor y el contacto físico afectuoso también son una necesidad)
La adecuada alimentación de tu bebé, desde luego, es fundamental. Es conveniente repasar las recomendaciones hechas por el pediatra. Deberás tener siempre presente el baño diario y las mudas de pañal cada vez que tenga deposición (o cada vez que lo necesite)
El sueño es muy importante en esta etapa, tu bebé dormirá la mayor parte del día. Bríndale un sitio tranquilo y confortable. Aprovecha cuando está despierto, en especial durante el baño y la alimentación, para hablarle, darle masajes y estimularlo. Utiliza ropajes cómodos, antialérgicos y que le permitan desenvolver con soltura sus cuatro extremidades.
Los lazos que desarrollarás cuidando, atendiendo y llenando de amor a tu bebé durante este primer mes junto a él, o ella, borrarán cualquier duda que tuvieses durante la gestación sobre tus capacidades para la maternidad y te demostrarán que cuentas con cualidades inimaginables para resolver problemas, mantener un cierto ordenamiento de las cosas y situaciones y, sobretodo, de cuanto amor puedes llegar a sentir y brindar.