Un vínculo fuerte con tu bebé no se logra en un solo día, ocurre gradualmente. Practicar el colecho refuerza el vínculo afectivo entre ambos; la amorosa cercanía con tu bebé es la parte más agradable de la crianza. La ternura y los vínculos inquebrantables que ambos irán incrementando son la base de la unión familiar y durarán toda la vida.
Tu bebé llegó y ¡por fin lo tienes en tus brazos! Estás llena de emociones, algunas de las cuales te generan sentimientos encontrados; amor, desconcierto, alegría, temor y ansiedad, entre otros. Con el paso del tiempo, los sentimientos de amor por tu bebé irán creciendo gracias a todos los cuidados que tendrás que llevar a cabo para su bienestar y sin lugar a dudas, el apego en los primeros meses de vida de tu bebé, es muy importante para su desarrollo emocional y psicológico.
El periodo posparto resulta difícil para la gran mayoría de mamás, pues toman conciencia de la gran responsabilidad que significa la crianza de un hijo. Factores como el cansancio luego de muchas horas de parto o una cesárea inesperada, pueden alterar sus emociones. En esta etapa surge una gran cantidad de dudas y preocupaciones que se centran en torno a la lactancia materna, el llanto, los hábitos de sueño, el lugar donde debe dormir el bebé, la frecuencia con la que se le debe cargar y muchos otros temas. Es natural que ambos padres desconfíen de sus habilidades y se pregunten si estarán actuando de manera correcta. Es de suma importancia que las madres se permitan abrazar y acariciar a sus hijos. Y es que sabemos que el infante necesita del bienestar que le produce la cálida piel de su madre y ella a su vez necesita ver, oler y tocar a su bebé, que tanto trabajo le ha costado traer al mundo, para que se inicie desde un primer momento un vínculo fuerte y saludable entre ambos.
El vínculo entre madre e hijo es el más fuerte de los vínculos humanos debido a dos hechos principales: el crecimiento del bebé comienza dentro del cuerpo de la madre y su supervivencia después de nacido depende de los cuidados que ella le brinde. Pero ¿cómo lograr que se establezca un Vínculo de Amor? Para ello es necesario que el bebé aprenda a gustar de sí mismo, a amarse a sí mismo. Bien lo dice Erich Fromm: “Amarse a uno mismo es la base fundamental para poder amar a los demás. Si uno no es capaz de amarse a sí mismo no puede amar realmente a un otro, no de una forma sana para ambos” – (Erich Fromm: El Arte de Amar)
¿Y cómo aprende el bebé a amarse a sí mismo?
Los cuidados maternos; la calidad y prontitud de las respuestas de la madre y su empatía, son esenciales para que se establezcan sentimientos de confianza básica en el bebé. El tiempo compartido durmiendo juntos, evitando la separación forzosa luego de tantos meses dentro del vientre, calma su angustia. En su relación madre e hijo van intercambiando mensajes y sentimientos con todos sus sentidos, con las miradas, con el contacto de la piel, con el calor del cuerpo, los movimientos, el olfato y los sonidos. El bebé que se siente acogido con amor genera en él un sentimiento de confianza básica en su entorno.
Entonces, cómo aprende el bebé a amarse a sí mismo:
- Para amarse, el bebé debe poder “gustar de sí mismo”.
- Cuando se siente seguro y contenido, pierde el “miedo de caer inmensamente al vacío” – como podemos notarlo en el Reflejo del Moro.
- Cuando es el centro de atracción de la madre y otras personas de su entorno y desarrolla un sentimiento de confianza básica.
- Cuando experimenta placer a través del contacto con su madre. Mediante la lactancia nutre su cuerpo y sus emociones. El pecho materno estimula todos sus sentidos: tacto, olfato, visión, gusto-succión, escucha los latidos del corazón de la madre y se calma.
Aquí algunos tips para fortalecer el amor entre mamá y bebé:
Establece contacto con tu bebé en cuanto nazca:
En Sala de Partos solicita que pospongan algunos procedimientos de rutina por unos minutos, de manera que seas tú quien primero acaricie y establezca contacto con tu bebé. Si te permiten tenerlo en brazos, tú y el recién nacido podrán mirarse a los ojos y conocerse mutuamente. Este contacto es esencial. Si te han hecho una cesárea y tienes los brazos sujetados, pídele a tu pareja que te acerque al bebé y lo ponga cerca a tu rostro, verás como automáticamente tu bebé se calma.
Solicita el “Alojamiento Conjunto”
Ten a tu bebé contigo en la habitación de la clínica. A esta práctica se le llama “alojamiento conjunto” y es un derecho que debes exigir. Ahora hay muchas cunitas de colecho que pueden apoyarte para que puedas tenerlo cerca puesto que, si el bebé está lejos de ti, el periodo de alerta tranquila se habrá perdido y cuando llore no podrás calmarlo. Nadie puede hacerlo mejor que tú. Cuando un bebé despierta en los brazos de su madre o cerca de ella, ésta puede reconocer los signos previos al llanto, como gestos o agitación y atenderlo rápidamente dándole el pecho o acurrucándolo. De esta manera el bebé aprende que no tiene que llorar de manera exagerada para lograr lo que necesita.
Duerme con tu bebé en los primeros meses: “Colecho”
Poner al bebé a dormir contigo en este primer tiempo puede ayudarlos a estrechar lazos afectivos. Además, volver al sueño es más fácil cuando tienes a tu bebé al lado porque no tienes que levantarte a menudo durante la noche. Dejarás de estar ansiosa y preocupada por si no lo escuchas. Las madres que amamantan encuentran que dormir con sus bebés les permite descansar mejor; la lactancia estimula en ellas la producción de unas hormonas que tienen un efecto tranquilizador y proteínas que ayudan al bebé a dormir. Lo mejor para que tu bebé se sienta seguro es tenerlo cerca de tu pecho y que escuche nuevamente el latido de tu corazón que le es tan familiar. No te dejes influir por las personas que te dicen que cargarlo lo puede malcriar. Dejar llorar al bebé es un acto de abandono y le genera inseguridad. Cuando un bebé llora es para que sus padres atiendan sus necesidades; si nadie responde, se angustia. Deja la disciplina para más tarde cuando tu bebé pueda comprender la razón de algunas limitaciones a su conducta. Todo el amor que le puedas dar en este tiempo contribuirá a generar en él, sentimientos de seguridad y autoestima.
Desarrolla tu Empatía:
La “Empatía” es una cualidad esencial que la madre debe poseer para interpretar las necesidades de su bebé, pues él no cuenta con un lenguaje verbal para indicarnos lo que le está molestando cada vez que llora. Gradualmente irás conociendo a tu bebé y él a ti. Aprenderás a distinguir sus diferentes tipos de llanto; si llora porque se orinó, llora porque siente calor o porque tiene hambre o simplemente porque necesita sentirte cerca. Antes de dejarte llevar por tu ansiedad y tratar de solucionar su llanto con un chupón o dándole el biberón, te recomendamos observar primero a tu bebé y descifrar qué podría estar tratando de decirte.
Dale de Lactar:
Lactar es el mayor acto de amor que puedes hacer por tu bebé. Durante la lactancia, la nutrición y el afecto se fusionan. A través de la lactancia se inicia el primer contacto entre la madre y su bebé y surgen una serie de intercambios que más allá de los beneficios físicos que brinda la leche, llena necesidades mutuas de afecto y de comunicación. Existe una asociación entre el amamantamiento y el desarrollo de la seguridad que el niño experimenta ante el mundo externo. Los niños que han tenido lactancias más prolongadas muestran un buen nivel de adaptación social y menos signos de angustia frente a la separación de su madre. Además, la madre que lacta produce hormonas que la ayudan a sentirse calmada, relajada y amorosa. El colecho tiene beneficios evidentes en este aspecto; el bebé que duerme con su madre mama tres veces más que el que duerme separado de ella.
Roxana Braschi, M.S. Ed.
Psicoterapeuta. Directora de Prenatal.
Especialista en Psicoprofilaxis Obstétrica (LCCE)
Consultora Internacional en Lactancia Materna (IBCLC).